La formación continúa en La Capital, y aunque no ha vuelto a suceder ningún periplo extraño en el transporte público, salvo los buseros Fast and Furious de la ciudad que son incluso capaces de darles luces a las motos y adelantar coches por la derecha o la izquierda, se respira una atmósfera rancia en la ciudad, y que conste que no tiene que ver con cierta huelga de basuras ni nada por el estilo.
Ir en el bus o en el metro o en cualquier transporte público, cosa que no hacía con asiduidad desde tiempos de la Universidad allí en Provincias, es un ejercicio de intentar buscar a alguien que simplemente mire por la ventana sin estar leyendo un libro en papel o e-book o con el móvil.