miércoles, 6 de julio de 2011

San Francisco

"Al norte de Sillicon Valley hay una ciudad de empinadas calles situada a lo largo de la orilla de una larga y soleada bahía turquesa, abrigada detrás de la cordillera de la costa Oeste de los Estados Unidos de América. Tiene un puente rojo, uno de sus símbolos universales, que atraviesa parte del Océano Pacífico que entra en la bahía y que conecta la ciudad con simples montañas.

Allí se asentaron los primeros buscadores de oro decimonónicos –conocidos como los "forty niners"- y un siglo después allí aparecieron también los primeros hippies, escasos en un principio, hacia 1965 y allí también desaparecieron apenas dos años después los hippies originales enterrando simbólicamente todos sus distintivos y prendas para celebrar un multitudinario funeral el 6 de octubre de 1967.

Sí, todavía seguía habiendo hippies por el mundo, pero ya no eran más que a nivel minoritario; el movimiento nació y murió en apenas dos años en la ciudad de San Francisco. Porque esa es la ciudad de la que hablo, San Francisco. Allí protagonizaron en confusión de maremoto los primeros pasos de la rebelión contra los tabúes morales, el movimiento por la igualdad de derechos o la idealización revolucionaria.

La ciudad tiene nombre de santo que acoge con las piernas abiertas a homosexuales, socialistas y troskistas en la misma medida que da sede al Instituto de Estudios Contemporáneos, a la Hoover Institution y otros de los más notorios institutos del pensamiento conservador en los cuales germinaron los primeros vientos contra la presión fiscal y experimentos neoliberales varios.


En un lado de la bahía está la Universidad de Berkley, cuna de la progresía norteamericana y primer escenario de las ya legendarias protestas contra la Guerra de Vietnam -estos no eran hippies sino simples hijos de papá traumatizados por haberse dado cuenta a los 13 años que sus papás no eran infalibles- y al otro lado se encuentra la elitista y conservadora Stanford formando a la futura clase dirigente de la nación.

En medio de todo se encuentra el típico ciudadano medio de San Francisco que anda para arriba y para abajo entre las empinadas calles alineadas con casas de la era Victoriana. Algunos se quejan de la burocracia, otros de la ineptitud económica, otros de la imbecilidad política…… judíos no integrados en el Establishment, ex trotskistas, socialistas militantes, agitadores intelectuales de la New Left en los años 60 ahora reconvertidos en yuppies cocainómanos que trabajan en la espectacular zona financiera de la ciudad, viejos buscadores inquietos de nuevas ideologías o formas de vida alternativas, cultos, globalistas, satanistas, cazurros, salvajes, misioneros, guerreros, izquierdistas que siguen más pendientes de Cuba que de los problemas municipales de su propia ciudad, miembros de sectas, Harry Callahan, monjas marxistas, funcionarios grises, Angela Channing, habitantes del barrio chino, ultraderechistas admiradores de Whittaker Chambers….. la única característica que los conecta a todos es su afición por quejarse de algo.

Ese es el espíritu de San Francisco, una ciudad que es un monumento al comportamiento humano y que además es bien guapa y cinematográfica con su pirámide financiera, su zona alta, su zona baja, su zona media, su puerto, sus puentes, su viejo tranvía y su sol. De esas ciudades que, sin haber estado allí, conocemos mejor que la nuestra propia."

Nota de Radmains: Esta entrada no es nuestra. Qué más quisiera yo conocer tan bien esta hermosa ciudad y describirla con esa precisión. Años atrás un amigo escribió este texto para nuestro antiguo blog, padre de este. Donde quieras que estés, amigo Dotakon, te mandamos un abrazo.

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