viernes, 29 de junio de 2012

Eurocopa cabana (parte 4): La Leyenda de España


Tengo escalofríos. Mira que me dije a mí mismo que si ganásemos Eurocopa y Mundial (casi nada) nunca más volvería a ver los partidos con nervios. Al fin y al cabo, ya había visto a mi equipo consiguiendo esos títulos al menos una vez y no había tenido que apagar la Play Station luego.

Por fortuna o por desgracia, el fútbol no entiende de lógica y, cuando eres fan de los de verdad, los nervios nunca perdonan. Estamos en la final de una Eurocopa, el segundo torneo más importante del mundo después del Mundial y, como es lógico, aquí los Huerfanos de Doom estamos como flanes. No ha sido nada fácil llegar hasta aquí. Nuestro último escollo en el camino, la Portugal de Cristiano Ronaldo, vendió muy cara su piel. Al final todo se decidió de la forma más dramática en la tanda de penalties, con Iker como héroe y Sergio Ramos en plan genio de la lámpara.

El partido fue de los más complicados que hemos disputado. Al igual que hicieron Italia y Croacia, los portugueses supieron encerrar a los españoles en una tela de araña de mediocampistas con tareas defensivas. Los vecinos lusos estaban físicamente bastante mejor que nosotros y trabajaron a destajo para evitar cualquier combinación de nuestros jugones.

Personalmente me recordó bastante a los últimos enfrentamientos entre Madrid y Barsa, con Portugal jugando al estilo Madrid (presionando, luchando, soltando alguna que otra coz) y España en plan Barsa (tocando, tocando y tocando buscando una entrada que no llegaba al no contar con el factor Messi).

Al igual que sucedió con Francia, fue un partido con muy pocas ocasiones, casi todas disparos lejanos y jugadas de estrategia. La diferencia con el encuentro anterior es que nuestro gol no acabó de llegar por lo que minuto a minuto nos caíamos a la inevitable prórroga. En el minuto 88, con España volcada en ataque tras un córner, un contrataque asesino de Portugal (4 para 2) pudo habernos mandado a casa, pero Cristiano Ronaldo volvió a errar en el momento clave. Mala suerte para el portugués, que aun así ha sido el mejor de su país y ha cerrado un buen campeonato.

En el tiempo añadido las fuerzas flaquearon en el bando luso y ahí tomamos el control. Gozamos de oportunidades para ganar, incluyendo otra magnifica jugada de Jordi Alba (el mejor lateral izquierdo del torneo) precedida de un doble sombrero de Pedrito que terminó con un disparo de Iniesta detenido por Rui Patricio.  El destino estaba escrito, nos lo jugaríamos todo a cara o cruz desde los once metros.

La cosa no pudo empezar peor, con nuestro especialista Xabi Alonso fallando su penalty. Debo confesar que en ese momento me vi fuera. Por fortuna, tenemos al "santo" bajo palos. Iker volvió a obrar el milagro y detuvo el primer penalty de los portugueses, situando el marcador en tablas. A partir de ahí se sucedieron los penalties hasta que le tocó el turno a Sergio Ramos, en el cuarto penalty. El de Camas había fallado estrepitosamente en la eliminatoria Madrid-Bayern mandando el balón fuera de órbita. Cuando lo vi tomar la pelota y dirigirse al punto fatídico estaba a punto de derretirme como un azucarillo. Pensaba lo cruel que iba a ser para el chaval ser el causante de la eliminación de sus dos equipos en un mes.

El "duende" es algo inexplicable. Se tiene o no se tiene.

El Dios del Fútbol, aun así, es misericordioso y concede una segunda oportunidad a los que tienen gallardía. Ramos la tuvo. Tuvo eso y unos cojones más grandes que las lunas de Júpiter. Lejos de achantarse, cuando llegó el momento de la verdad tocó la pelota sutilmente para hacer un Panenka que se coló cerquita del travesaño. A partir de ahí supe que España volvería a estar en la final. Bruno Alves falló su penalty y Cesc, el mismo Cesc que nos metió en semifinales ante Italia en la Euro de 2008 volvió a acertar en su disparo, que se coló por la izquierda antes de golpear el poste.

España está por tercera vez consecutiva en la final de un torneo grande. Si me lo dicen hace 4 años no me lo creo. Nadie, se lo creería, ni si quiera los jugadores, artifices de tal magno milagro. Ahora nos espera Italia, que viene de destrozar a Alemania con dos golazos de la bestia Balloteli. ¿Seremos capaces de derrotar a los transalpinos? ¿Escribiremos nuestro nombre como la mejor Selección de la Historia?

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