lunes, 1 de febrero de 2010

El día que me fui a Guinea


Hoy ha sido el día en que me fui. Podría haber sido otro día pero me dió por irme hoy.

Llegué a mi trabajo, me senté en mi cubil y me encontré con que las cosas ya no eran como antes. Una mano superior a mi me obligaba, me llevaba a caminos que no me apetecía ir.

Hay dos cosas que no te pueden tocar en tu puesto de trabajo, bueno tres:
  1. Una son las pelotas. Nadie te puede tocar las pelotas, eso es importante, ni en sentido figurado ni en el otro. Alguno pensará que tener un rollete en el curro puede ser divertido, morboso o alguna cosa de esas, pero no es mi caso. "Donde tengas la olla no metas la polla", eso dicen y me parece sabio.


  2. No se te pueden tocar las vacaciones. Ahí encontramos el primer punto del día: a algún iluminado se le ha ocurrido que eramos demasiado felices, que los puentes son cosa del diablo y que un trabajador debe saber YA lo que va a querer hacer en Junio, o en Diciembre del presente año. Como si no pudieran surgir cosas de aquí en unos meses. Eso, claro está, a cualquier persona le jode el Lunes.


  3. No te pueden tocar el salario y, si te lo tocan, que sea para mejor. No se te puede decir que habrán subidas y acto seguido decirte que por las retenciones te puedes quedar ganando menos. Esto a uno le cabrea un poco, es decir, tendrás subida pero será tan mierda que no valdrá para nada...joder, para eso no me subas. Págame en negro que es lo que hacen todos en este puto país. Porque, seamos sinceros, si hay 4 millones de parados de verdad estarían reventando las putas calles. Pero no es cierto, hay mucho puteado, sí, demasiados, también, pero 4 millones es demasiada gente como para que esto siga adelante.
Por eso me vi allí, en el supuesto paraíso. Viajé por un momento mentalmente, pensé, medité, y me animé. Pero sólo viaje con la cabeza, de momento sólo he estado en el Sangri-la que alguien te cuenta, en el Valhalla (Valaja para los amigos y dobladores de Conan), donde todo serán ríos donde fluye el oro, donde nadie sufre, donde todo el mundo es feliz y le pagan lo que se merece, donde...

...pero ¡qué cojones! Ese sitio no existe, no existe Guinea, no existe Rumanía, no existe Polonia,... y no existe un salario bueno ni un sitio perfecto, porque este mundo apesta.


Este post quiero dedicarselo a un amiguito peludo que ayer vio como esto que estoy diciendo, dentro de su escala de valores, se cumplía a rajatabla. Un día crees que lo tienes todo, que eres feliz y al día siguiente por una acción desafortunada por tu parte, o por la de los demás, te llevas una de las mayores penas de tu vida. Ánimo L.

1 comentario:

  1. Primero de todo: Estaba leyendo (y revisando) tu post mientras escuchaba esta canción:
    http://www.youtube.com/watch?v=yhRZ7qBF1Nk
    No sé por qué creo que le pega al post. A mí me ha gustado la experiencia de leerlo con eso de fondo

    Al meollo: qué te voy a decir que no sepas ya. El deseo de evadirse está ahí, latente. A veces basta con un buen libro, una peli, un videojuego, una canción que no quieres que acabe (como la que te he puesto). Otras veces, cuando con esto no basta, lo llevas a otro nivel. Te coges las maletas y te largas.

    Yo lo he hecho y no me arrepiento de nada. Lo sabes bien.

    Ahora, lo que hagas, que sea con cabeza. Podemos cometer errores pero que no sean nunca de planificación.

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